¿QUIÉN SABE LO QUE REALMENTE QUIERE?

Parece obvio que todos sabemos lo que queremos. Sin embargo, basta profundizar un poco las conversaciones para darse cuenta de que lo aparentemente obvio, no lo es tanto. Resulta curioso que tengamos tantos vocablos relacionados con la tecnología, y tan pocos destinados a las relaciones humanas. Entre la amistad y el amor de pareja hay un sinfín de vínculos que por lo general englobamos en términos como “alguien conocido”, “amante” y alguno más. Cualquiera que hable de “matrimonio” cree saber a qué se refiere. Lo que casi nadie tiene en cuenta es que, si bien la palabra matrimonio es una convención lingüística, no significa lo mismo para una persona que para otra. Si no, pregúntenle a quien acaba de divorciarse si su pareja y él o ella tienen la misma idea acerca del matrimonio…

Lo obvio suele ser invisible. Cuando hacemos turismo y alguien nos promete “pasarla bien”, nos ponemos contentos, nos llenamos de expectativas, y partimos ansiosos! Sin embargo, ¿qué significa para ese informante “pasarla bien”? Y lo que es aún más importante: ¿Qué significa para mí?

Algunos sólo “la pasan bien” si viven una aventura colmada de adrenalina, de riesgos, de esfuerzo físico. De lo contrario, se aburren. Otros, en cambio, consideran que “pasarla bien” es dormir en un cuarto cómodo y sin ruidos, comer bien, caminar durante 10 minutos y leer un libro en una hamaca de soga tendida entre dos árboles.

Si yo, como turista, no sé lo que busco, la idea de “pasarla bien” me parecerá seductora. No me preocuparé mucho por saber de qué se trata la excursión o las comodidades del destino; me abandonaré a lo que me propongan, y procuraré disfrutar. Si por el contrario tengo claro lo que quiero, no me embarcaré en una excursión sin hacer preguntas previas, y obtener un detalle pormenorizado de lo que la agencia me propone.

La responsabilidad de lograr una experiencia satisfactoria y enriquecedora, es compartida. Si no sé qué busco, y compro la opinión ajena (de que vamos a “pasarla bien”), debo hacerme cargo de mi confusión mental, y aceptar lo que me toca en suerte. Ya es tarde para pedir cambios. La contraparte de esa responsabilidad es de quien me ofrece la excursión, y promete “pasarla bien”. Si le pregunto, quizá esa persona ni siquiera sepa qué significa para él o ella “pasarla bien”. Sin embargo, ofrece esa alternativa, sin explicar de qué se trata la actividad. Y lo que es peor, sin preguntarle a su cliente qué desea.

Procuremos saber qué queremos, al menos cuando vamos a hacer turismo. Qué queremos como turistas; qué queremos como empresarios para nuestros clientes, y qué quieren los turistas que nos contratan.

Jorge Guasp

No hay comentarios:

Publicar un comentario